Sirva esta entrada como mi pequeño particular homenaje a la Gran Dama de la canción de la que ya casi todo se ha dicho en estos dias. Lo voy a hacer, en contra de lo que es mi costumbre, hablando de mi. No soy hombre de mundo que pueda contar grandes historias en primera persona, pero ocurrio que una tarde de Octubre de 1994, paseaba yo por Paris pensando en como llenar las ultimas horas de aquella jornada agotadora. Había leido en la prensa que aquel dia actuaba en el mitico Teatro Olympia (las personas de una cierta edad, como yo, sabran de que hablo) la Vargas. Rediriji mi paseo hacia la zona sin tener muy claro si me compensaria el dispendio, ni siquiera si habria entradas disponibles minutos antes del concierto. Al llegar frente al teatro se hacia evidente que ya todo el mundo habia entrado. Todo el mundo no, en la puerta se encontraba al completo la trouppe Almodovar. Lo siguiente, que yo definiria como mis quince segundos de fama (lo mio no daba para minutos), ocurrio asi, yo saco la entrada, mientras pasan todos ellos al hall y yo, sin proponermelo, detras, y la alfombra roja (probablemente solo en mi imaginacion) y todos los fotografos disparando y yo, alli, con ellos, con mi pinta de recien llegado del pueblo (como un Mocito Feliz). Mataria por encontrarme una de esas fotos. El resto, esta escrito en la historia, la Gran Chavela, de la mano de Pedro Almodovar que la presentó, cumplió uno de sus grandes sueños aquella noche. Y yo estaba alli, con la creme de la creme de la cultura parisina y española en uno de los conciertos mas entrañables a los que he tenido el placer de asistir. Años mas tarde, ya con mi marido volvi a oirla cantar. Pero la noche de la que os hablo fue algo magico que por unas horas fue importante para Chavela y para mi. La Vargas no se ha ido, como ella predijo, se ha convertido en energia, en energia positiva que se ha depositado en el corazón de las personas que la amamos. |
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Que bello recuerdo tienes amigo, es que me enternece.
ResponderEliminarEsta entrada es una joya, la guardas como oro en paño y hoy me sumo a tu homenaje.
Un abrazo David.
Ella no murió, es verdad, se engrandece y aún nos hace vibrar.
Formó parte de eso que llaman educación sentimental de muchos de nosotros y aunque sin ese bello recuerdo que atesoras algo de ella nos queda dentro.
ResponderEliminarUn abrazo
Una preciosa anécdota. Un abrazo, David
ResponderEliminaralgo de mi se fue con ella, soy un poco mas huerfano desde su partida
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